miércoles, 26 de noviembre de 2014

Llegó

Y con un frío intenso, la piel cansada y una sonrisa de aliento, se dieron la mano, se saludaron con un abrazo, un beso torpe y avergonzado selló ese reencuentro de dos almas que necesitaban un contacto más, solo uno para dejar de pensar en el vacío, para doblar la carta de un silencio que dibujó ese adiós tan rápido una mañana, lo necesitaban y ahí, ahí se tenían el uno al otro... Sin poder creerlo... El la tenía al frente y ella, aún brillaba cómo el primer día, o más, era ella. Y el aún, no lo cree.

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