domingo, 16 de noviembre de 2014

Ella...


...Y no, no era guapa, ni bonita, de verdad, no lo era, ciertamente porque "Guapa" diré que es, por ejemplo, la novia de de tu hermano y "Bonita" tu nueva camisa de seda.

Tampoco era Hermosa, como puede serlo un soneto, o la Poesía de Benedetti, tampoco bella como la puesta del sol. No era preciosa, como la letra de esa canción de Demian Rice, o la historia del Diario de Noa, esa peli que tanto te gusta.

No.

Ella era distinta, te disparaba el pulso de tan solo el deseo que te provocaba al mirarla, con sus ojos claros, alegres, tiernos, era una mujer que hacía que perdieras la cabeza, era una mujer perturbadora, desgarradoramente sexy, capaz de hacerte despertar el peor de los vicios, exquisita y sin, sin dejar de mirarte con su carita de ángel, su voz tierna y su preguntas perdidas... Era como Campanilla.

No, de verdad no era bonita, ni bella, como las ciudades  o los abrigos de moda, como un paisaje, como un Adaggio, ella solo era verdaderamente diferente, era mucho más, mas... 

Alexander Ramirez

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