sábado, 15 de noviembre de 2014

De mi andar y la tristeza




Dime qué hiciste para tenerme así, porque aquí ahora encuentro sólo en ti las cosas que día a día voy buscando, lo ves, creo que es tu razón y tu virtud, pienso que mi vida la tienes tú y no sé cómo o desde cuándo. No sé qué hiciste, un hechizo tal vez, un acto de magia que hizo que de ti me prendara.

supiste encontrar la manera de que un día cualquiera te conociera y nunca más te olvidara. Supiste entrar en mis sueños y llenar de personajes risueños cada parte de mi historia y escribir de corazón páginas de pasión y otras llenas de gloria.

Adivinaste de una forma extraña para ti que hoy no me acompañas conquistar mi corazón, qué situación tan extraña, que luego del momento en el que llené de besos tu piel, yo más nunca te olvidara.

Hoy en deseos ardo de besarte y mata el deseo de abrazarte de consumirme en tu fuego y libarte pero te he soñado ajena y nado y nado y a tu orilla nunca llego, que te me haces intangible, lejana, distante, invisible, que no te puedo poseer y ahora, ¡Ahora! tengo un problema, no sé qué escribir en mi poema ni sé qué hacer con mi querer.

Quisiera llorar escribiendo para ir así entendiendo que solo soy yo quien te añoro y bajarme de esta sinfonía al saber que nunca has sido mi tesoro y que nunca te perdí.
Y si un día me muriera y Dios a su manera a la vida me regresara para darme el placer de vivir, yo me volvería a morir si algún día te olvidara.

Alexander Ramirez

No hay comentarios:

Publicar un comentario